Es curioso como cualquier
cosa, por mínima que sea, es capaz de destrozar un buen día.
No sé si es normal o no, a veces creo que estoy loco, otras simplemente prefiero no pensar. Esos días malos intento dejar la mente en blanco, apartarme de esos pensamientos que me consumen, pero no hay manera. Y digo que es curioso, porque cuando uno se va a dormir no define su día por todo lo que ha hecho, de las 24 horas que dura, tú cierras los ojos y solo ves unos pocos segundos, unos escasos minutos que acaban contigo. No digo que siempre sean malos, en ocasiones es todo lo contrario, un día para olvidar que se convierte en una buena noche. Creo que todos sabemos de qué hablo, a qué me refiero, y no, no es el amor, para los deseosos de una porción de romance en estas líneas.
No sé si es normal o no, a veces creo que estoy loco, otras simplemente prefiero no pensar. Esos días malos intento dejar la mente en blanco, apartarme de esos pensamientos que me consumen, pero no hay manera. Y digo que es curioso, porque cuando uno se va a dormir no define su día por todo lo que ha hecho, de las 24 horas que dura, tú cierras los ojos y solo ves unos pocos segundos, unos escasos minutos que acaban contigo. No digo que siempre sean malos, en ocasiones es todo lo contrario, un día para olvidar que se convierte en una buena noche. Creo que todos sabemos de qué hablo, a qué me refiero, y no, no es el amor, para los deseosos de una porción de romance en estas líneas.
No hablo de amor porque el
amor es una palabra demasiado potente como para ser usada a la
ligera. Yo le llamo esa dulce
obsesión,
y digo obsesión porque es algo que no eres capaz de quitarte de la
cabeza, aunque quieras, aunque lo pidas, aunque lo desées, aunque lo
grites. Ordénale salir, no te hará caso, es un sentimiento obsceno
que tiene más fuerza de la que uno puede llegar a imaginar. Le añado
dulce porque todos nos relamemos con ella. Nos encanta pensar que
otra persona puede tener ese tipo de sentimientos hacia nosotros,
aunque sea mentira, porque en el fondo sabemos que no es posible. O
sí? Nunca se sabe, a ratos es sí, y a ratos es no. Pues esa dulce
obsesión es
la que transforma tus días. Da igual lo mal que lo hayas pasado, un
simple mensaje suyo lo cambia todo. Aunque esto no es tan fácil como
esperar a llegar a casa y encontrarte con lo que quieres, hay veces
que ese mensaje nunca llega. Entonces dudas qué hacer, cómo llamar
su atención. No hay manera, verdad? Da igual las estrategias que
uses, si el destino no quiere que esa noche habléis, podrás hasta
llamarla, que no contestará. Lo bonito es el viceversa, que
inesperadamente te llegue ese mensaje que te alegre el día. Lo
habitual es lo primero, que un buen día se convierta en una tomadura
de pelo continua, en un quiero y no puedo. Simplemente por eso,
porque el caprichoso destino lo ha escrito así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario