El Manchester United vence por 2-1 al Swansea City y pone fin a la mala racha en la que se metió en el mes de diciembre. Anthony y Martial y Wayne Rooney pusieron los dos goles de los diablos rojos. Sigurdsson puso en apuros a los locales al empatar en el minuto 70.
Hoy
Old Trafford volvió a sonreír, aunque como una buena novia, y Louis
Van Gaal un aburrido “boy friend”, primero vendrían los enfados,
las réplicas, y las recriminaciones.
No
pasaba ni media hora cuando, pese a pesar de tener la posesión y el
control del encuentro, algunos fanáticos del Teatro de los Sueños
le recordaron a su técnico el nombre de cierto caballero con el que
el United ya tanteó tras la retirada de Sir Alex. “José Mourinho,
José Mourinho, José Mourinho” cantaba una grada poco conforme con
el holandés, pese a que Juan Mata, Ander Herrera y Anthony Martial
ya empezaban a volver tarumbas a los jugadores del Swansea. Rooney,
como siempre, lo intentaba por activa y por pasiva, hoy con más
acierto a la hora de encontrarse con la pelota dentro del área, pero
el gol seguía sin llegar.
Mientras
Schneiderlin y Schweinsteiger ponían orden a la casa, el cuál ha
faltado en las últimas jornadas donde ambos pivotes han estado
ausentes, Ashley Young demostraba su polivalencia en el lateral
derecho. El inglés aprovechaba que Mata se metía hacia dentro en
cada jugada para subir y hacerse dueño de la banda. Su propósito
siempre era el mismo, centrarla. La ocasión más peligrosa del
primer tiempo corrió a cargo de un Wayne Rooney que encontraba
muchos espacios cuando caía a recibir. Justamente fue “Wazza”
quien con un cambio de banca, cedió la bola a Young, que tras
encarar a su par, sacó un preciso centro al segundo palo, centro
rematado por el propio Rooney, aunque este fue demasiado picado y
Fabianski lo detuvo perfectamente.
El
segundo tiempo, arrancó con la entrada al terreno de juego de Matteo
Darmian, que se colocaría como lateral izquierdo, Blind ocuparía el
sitio del reemplazado Phill Jones. No pasaban ni dos minutos cuando
Schweinsteiger, en el pico del área derecho, rebanó a ras de suelo
un balón que con la misma entregó a Young, y este hizo lo que mejor
se le da, colgarla. El centro no encontró a Rooney, pero sí a
Anthony Martial. El francés actuaba hoy de extremo izquierdo, y solo
necesitó un remate para abrir la lata.
Old
Trafford se animó con el 1-0, ya que el United no solo dominaba el
marcador, si no que también estaba jugando bien al fútbol. Sí, Van
Gaal se portaba bien como novio, tan bien que hasta protestó una
ocasión al árbitro en vez de apuntarla en la libreta. Con la grada
de totalmente de su lado, los jugadores se crecieron, y empezaron a
desplegarse ofensivamente, comandados por Juan Mata, el cual destelló
a la grada con toques sutiles e intentos de paredes a base de
taconazos.
Rooney
seguía en su particular Waterloo, intentando anotar, pero sus
disparos siempre acababan en las manos de Fabianski.
En
el 70', el bueno de Sigurdsson, jugador que podría tener un
destacable papel como mediapunta suplente en cualquier grande de la
Premier, anotaría el 1-1 que asustaría a la parroquia de los
diablos rojos. A Van Gaal se le quedó la misma cara que a cualquiera
de nosotros cuando nuestra novia nos viene a ver y no somos capaces
de jugar bien. Sí, esa misma cara de circunstancia. Louis no
entendía cómo era posible que, pese a haber tirado una docena y
media de veces, y que las ocasiones del rival se contasen con una
sola mano, su equipo no pasaba del empate. Sin embargo, había en la
banda izquierda un chico empeñado en cambiar las cosas. Martial,
dichoso Martial pensaría Ángel Rangel cuando tras un cambio de
ritmo, lo dejó atrás en el lateral del área, y sacó un pase raso
al que llegarían Rooney, dos defensores y Fabianski. A partir de
aquí empieza una historia paralela, volvemos al Waterloo del capitán
inglés, que lo había intentado con la derecha, de cabeza y con la
izquierda, desde lejos o de falta. Qué hacer con un pase raso cuando
vienes en carrera, encimado por dos defensas, y el portero está a un
palmo de tu cuello? Magia. Eso hizo Rooney, que con un taconazo
rompió su mala racha y se colocó como segundo máximo goleador de
la historia de la Premier League con 188 goles.
A
partir del gol tocaba aguantar, blindarse atrás y sobrevivir. Entró
McNair con la intención de frenar los ataques galeses, y se
consiguió. Se sufrió, y se sufrió, y se volvió a sufrir. Porque
cuando el United juega puede pasar de todo, hasta que el portero
rival te marque en el 95', pese a que el colegiado había añadido
cuatro minutos. Sin embargo, hoy no iba a ser ese día en el que todo
te sale mal y te olvidas de tú aniversario. Hoy Fabianski remató el
centro, pero se fue. El United no solo reflotó hoy, si no que vio
tierra por primera vez desde noviembre.
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