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martes, 13 de febrero de 2018

El Tottenham madura en riguroso directo

Foto: UEFA.com

Tottenham y Juventus empataron en el Allianz Stadium de Turín por dos goles a dos. Los de Pochettino arrancaron con muchos fallos defensivos que aprovechó el conjunto local para adelantarse en el marcador, pero a medida que pasaron los minutos, los Spurs igualaron la contienda.


Regresó la Champions League, la competición por excelencia en el fútbol europeo. Un primer choque donde la Juventus se adelantó a costa de un dormido Tottenham que se dejó anotar a los dos minutos de arrancar. Una jugada de pizarra permitió a Gonzalo Higuiaín plantarse completamente solo en el lateral del área derecho, su exquisita definición fue imposible para un Hugo Llorís totalmente vendido por sus compañeros. El gol debió haber sido anulado por fuera de juego del delantero argentino. El segundo tanto llegó desde los once metros tras un penalti tonto de Ben Davis que transformó el propio Pipita. 

Tras un inicio fulgurante del conjunto local, los Spurs poco a poco se fueron metiendo en el encuentro hasta que Harry Kane, después de errar dos buenas ocasiones, recortó distancias. Dele Alli filtró un buen pase que Harry Kane aprovechó para regatear a Gigi Bufón. Otro penalti infantil, esta vez de Aurier sobre un muy activo Douglas Costa, permitió a Higuaín redondear su gran noche, pero esta vez la ejecución no fue tan acertada y el balón se estrelló en el larguero. El segundo tiempo fue totalmente distinto, el Tottenham, que ya se estaba soltando en el tramo final de la primera parte, dejó las cadenas en el vestuario y destapó toda la calidad que atesoran para pasar por encima a la vecchia signora. Christian Eriksen, con un disparo de falta raso que sorprendió a Bufón, puso el definitivo empate.

Dos tiempos muy diferenciados, los Spurs pecaron de novatos en los minutos iniciales, pero poco a poco fueron creciendo como equipo y superando a una de las grandes potencias futbolísticas del panorama europeo. 

Cuando arrancó el partido, lo primero que se nos vino a la cabeza fue la inmadurez y falta de experiencia del equipo del norte de Londres. Es una verdad más que conocida que para competir en Europa -y en general- hace falta tener en el plantel jugadores acostumbrados a los grandes partidos, los momentos difíciles y, cómo no, esas estrellas con la personalidad suficiente para echarse el equipo a la espalda. La Juventus arroyó al conjunto de Mauricio Pochettino en los primeros 20-25 minutos, parecía una auténtica sangría, pero tras el 2-0 de penalti, más allá de agachar la cabeza y asumir la derrota y eliminación tempranera, el equipo inglés se repuso, y vaya si se repuso.

Se hablará de Harry Kane, de Higuaín y de la vida misma, pero quien merece una mención especial hoy es Mousa Dembélé. El belga consiguió dominar el centro del campo, apareció por todas partes para ayudar a Eriksen y a un Lamela fallón al principio, pero intenso y participativo. Dembélé hizo creer a los suyos que era posible, y Harry Kane, con sus dos primeras ocasiones, mostró el camino a seguir. La Juventus bajó la presión, lo que permitió una salida de balón más fluida, y aunque Dele Alli nos dejó con ganas de más, el pase del primer gol nació de sus botas. 

La salida de Sami Khedira en detrimento de un Betancur que poco mostró, permitió al Tottenham asentar su fútbol. Los Spurs se sintieron más cómodos en campo contrario que en el rival. Quizás el único error fue la lentitud de los cambios. Mientras Allegri aisló a un Higuaín que se peleaba solo con varios defensas, Pochettino no movió el banquillo hasta el 83', donde entró Heung-Moon Son, al que poco pudimos ver. Lucas Moura tuvo apenas 4 minutos para demostrar su valía, quizás con algo más de tiempo podría haber ayudado a alcanzar la remontada. 

El Tottenham mereció el empate, y la vuelta se antoja apasionante. Matar a la Juventus sería sacrilegio, pero tras esta primera toma de contacto con la Champions de verdad, los chicos de Pochettino se van de Turín con la certeza de que todo aquello que deseen está al alcance de sus manos, pocos equipos son capaces de jugar a un fútbol de este nivel. Eso sí, los fallos defensivos no se perdonan, y aunque esta vez el resultado es favorable, en Wembley no podrán conceder ninguna ocasión como las que propiciaron los goles. 

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